martes, 8 de septiembre de 2015

Wolf Children (2012)


Director: Mamoru Hosoda

Guion: Mamoru Hosoda, Satoko Okudera

Nacionalidad: Japón

Sinopsis: Cuando era poco más que una adolescente, Hana se enamoró de un Hombre Lobo. Puede parecer extraño, pero durante años fueron inmensamente felices, y tuvieron dos hijos: Yuki y Ame, que nacieron también con la capacidad de convertirse en lobos. Tras la repentina muerte de su compañero, Hana decide mudarse al campo para así criar a sus hijos en un entorno tranquilo, donde sus extraordinarias facultades no sean descubiertas. 



El anuncio en 2013 del retiro como director de Hayao Miyazaki con El viento se levanta ha hecho replantearse la hegemonía del Studio Ghibli dentro la animación japonesa, y el mundo del cine ha empezado a buscar “nuevos” referentes en este campo. El nombre de Mamoru Hosoda suena con fuerza en las últimas semanas por presentar en el Festival de San Sebastián The boy and the beast, primera película de animación que participa en la Sección Oficial del mismo. Hosoda no es en absoluto un principiante ni un descubrimiento reciente: tras su paso por Toei Animation, donde trabajó en las sagas Digimon y One Piece, fue director de Madhouse, conocido entre otras cosas por ser el estudio de las películas de Satoshi Kon. Allí llevó a cabo sus reconocidos largometrajes La chica que saltaba a través del tiempo (2006) y Summer Wars (2009). En 2011, Hosoda fundó su propio estudio, Studio Chizu. La primera película de esta nueva etapa fue Wolf Children, que supone una evolución evidente dentro de la filmografía del realizador.


El filme manifiesta desde el principio la capacidad de Hosoda de introducir elementos fantásticos, pinceladas puntuales de magia, dentro de la cotidianidad: Wolf Children es una historia costumbrista en torno a una familia, con la peculiaridad de que el padre y los hijos son medio lobos. Se aleja del camino de lo alegórico o espiritual que caracterizaba a Miyazaki, quien además se resistía a abandonar la ingenuidad infantil, como ocurría en Mi vecino Totoro (1988). Por el contrario, Hososa plantea un proceso de madurez, de crecimiento y de adaptación, representado en Yuki y Ame, los dos hermanos protagonistas. Aunque sí que se relaciona con el cine del veterano maestro en su acercamiento a la naturaleza, y al cuidado y respeto de la misma; esto creará una dicotomía entre lo animal y lo humano, y al mismo tiempo, forzará la búsqueda del bienestar entre ambos aspectos. Yuki y Ame defensores de estas posturas enfrentadas, poco a poco se intercambian los roles. La película entra así en un terreno tradicionalista muy propio de la cultura japonesa, relacionado con el papel de la mujer: abnegada, entregada y resignada a su posición, algo que también se ve en el personaje de la madre, Hana.


“Aún no he hecho nada por ti”, dice Hana al final del filme ante un estupefacto Ame, que ha visto, al igual que los espectadores, como su madre sacrificaba todo por sacarles adelante a él y a su hermana. Wolf Children posee una profundidad de la que carecían las anteriores películas de Hosoda, más cómicas, frenéticas y con personajes algo más simples, que aquí ya no aparecen. Otro tema fundamental, común a los relatos de Hosoda, es el del tiempo, tanto el paso como la falta o el relativismo del mismo, con una cadencia aplicada de forma impecable al ritmo de la cinta, y un uso sutilísimo de las elipsis. Una cuestión universal que puede equipararse en su tratamiento al de obras magnas como El árbol de la vida (2011) o Boyhood (2014).  

Hosoda continúa sorprendiendo con el detallismo y la representación de la realidad también en el aspecto visual, llevado aquí a la excelencia, pero sin dejar de explorar las posibilidades expresivas que ofrece la animación. Si algo se le podía criticar al realizador era, frente a esta mímesis y al preciosismo de los paisajes y ambientes, un cierto esquematismo de sus retratos humanos. Pero en Wolf Children ese problema queda solventado, con figuras entre animales y personas que recuerdan al trabajo clásico de TMS Entertainment en series anime como Sherlock Hound. Complementa a las imágenes la banda sonora de Takagi Masakatsu, cuyos temas (un piano melancólico que proyecta las emociones, y una mayor instrumentación cuando se refieren a la naturaleza) actúan como un personaje más, y como narradores de la historia (en ocasiones más que las palabras), pero que también desaparecen en los momentos adecuados.

Fotogramas de Wolf Children, Summer Wars y la serie Sherlock Hound

Wolf Children es un cuento clásico, con una historia sencilla sobre el amor, la familia y la muerte, que destaca por conseguir, con gran habilidad, establecer el equilibrio entre lo infantil y lo adulto. Al tiempo que reformula un tema (el de los licántropos) muchas veces tratado. Una obra cumbre dentro del cine de animación actual, y, a falta de ver la participante en el festival donostiarra, la película más madura de Hosoda hasta la fecha.


Sofia Pérez Delgado