Director: Mamoru Hosoda
Guion: Mamoru Hosoda, Satoko Okudera
Nacionalidad: Japón
Sinopsis: Cuando era poco más que una adolescente, Hana se enamoró de un Hombre Lobo. Puede parecer extraño, pero durante años fueron inmensamente felices, y tuvieron dos hijos: Yuki y Ame, que nacieron también con la capacidad de convertirse en lobos. Tras la repentina muerte de su compañero, Hana decide mudarse al campo para así criar a sus hijos en un entorno tranquilo, donde sus extraordinarias facultades no sean descubiertas.
El anuncio en 2013 del retiro como director de Hayao Miyazaki
con El viento se levanta ha hecho
replantearse la hegemonía del Studio Ghibli dentro la animación japonesa, y el
mundo del cine ha empezado a buscar “nuevos” referentes en este campo. El
nombre de Mamoru Hosoda suena con fuerza en las últimas semanas por presentar
en el Festival de San Sebastián The boy
and the beast, primera película de animación que participa en la Sección
Oficial del mismo. Hosoda no es en absoluto un principiante ni un
descubrimiento reciente: tras su paso por Toei Animation, donde trabajó en las sagas
Digimon y One Piece, fue director de Madhouse, conocido entre otras cosas por
ser el estudio de las películas de Satoshi Kon. Allí llevó a cabo sus
reconocidos largometrajes La chica que
saltaba a través del tiempo (2006) y Summer
Wars (2009). En 2011, Hosoda fundó su propio estudio, Studio Chizu. La
primera película de esta nueva etapa fue Wolf
Children, que supone una evolución evidente dentro de la filmografía del
realizador.
El filme manifiesta desde el principio la capacidad de
Hosoda de introducir elementos fantásticos, pinceladas puntuales de magia,
dentro de la cotidianidad: Wolf Children
es una historia costumbrista en torno a una familia, con la peculiaridad de que
el padre y los hijos son medio lobos. Se aleja del camino de lo alegórico o
espiritual que caracterizaba a Miyazaki, quien además se resistía a abandonar
la ingenuidad infantil, como ocurría en Mi
vecino Totoro (1988). Por el contrario, Hososa plantea un proceso de
madurez, de crecimiento y de adaptación, representado en Yuki y Ame, los dos
hermanos protagonistas. Aunque sí que se relaciona con el cine del veterano maestro
en su acercamiento a la naturaleza, y al cuidado y respeto de la misma; esto
creará una dicotomía entre lo animal y lo humano, y al mismo tiempo, forzará la búsqueda
del bienestar entre ambos aspectos. Yuki y Ame defensores de estas posturas enfrentadas,
poco a poco se intercambian los roles. La película entra así en un terreno
tradicionalista muy propio de la cultura japonesa, relacionado con el papel de
la mujer: abnegada, entregada y resignada a su posición, algo que también se ve
en el personaje de la madre, Hana.
“Aún no he hecho nada
por ti”, dice Hana al final del filme ante un estupefacto Ame, que ha
visto, al igual que los espectadores, como su madre sacrificaba todo por sacarles
adelante a él y a su hermana. Wolf
Children posee una profundidad de la que carecían las anteriores películas
de Hosoda, más cómicas, frenéticas y con personajes algo más simples, que aquí
ya no aparecen. Otro tema fundamental, común a los relatos de
Hosoda, es el del tiempo, tanto el paso como la falta o el relativismo del
mismo, con una cadencia aplicada de forma impecable al ritmo de la cinta, y un uso
sutilísimo de las elipsis. Una cuestión universal que puede equipararse en su
tratamiento al de obras magnas como El
árbol de la vida (2011) o Boyhood
(2014).
Hosoda continúa sorprendiendo con el detallismo y la
representación de la realidad también en el aspecto visual, llevado aquí a la
excelencia, pero sin dejar de explorar las posibilidades expresivas que ofrece
la animación. Si algo se le podía criticar al realizador era, frente a esta
mímesis y al preciosismo de los paisajes y ambientes, un cierto esquematismo de
sus retratos humanos. Pero en Wolf
Children ese problema queda solventado, con figuras entre animales y
personas que recuerdan al trabajo clásico de TMS Entertainment en series anime como
Sherlock Hound. Complementa a las
imágenes la banda sonora de Takagi Masakatsu, cuyos temas (un piano melancólico
que proyecta las emociones, y una mayor instrumentación cuando se refieren a la
naturaleza) actúan como un personaje más, y como narradores de la historia (en
ocasiones más que las palabras), pero que también desaparecen en los momentos
adecuados.
Fotogramas de Wolf Children, Summer Wars y la serie Sherlock Hound |
Wolf Children es
un cuento clásico, con una historia sencilla sobre el amor, la familia y la
muerte, que destaca por conseguir, con gran habilidad, establecer el equilibrio
entre lo infantil y lo adulto. Al tiempo que reformula un tema (el de los
licántropos) muchas veces tratado. Una obra cumbre dentro del cine de animación actual, y, a falta
de ver la participante en el festival donostiarra, la película más madura de
Hosoda hasta la fecha.
Sofia Pérez Delgado
No hay comentarios:
Publicar un comentario