Director: Teinosuke Kinugasa
Guion: Teinosuke Kinugasa, Masaichi Nagata (sobre una obra original de Kan Kikuchi)
Sinopsis: Tras un fallido golpe de Estado en el Japón feudal del siglo XIV, un samurái reclama como recompensa el amor de una doncella quien resulta ya estar casada.
Con permiso de Chi to rei, la película perdida de Kenji
Mizoguchi de aire caligarista de 1923, Una
página de locura (1926) es la primera cinta innovadoramente artística de la
filmografía nipona. Su creador, Teinosuke Kinugasa, elaboró un
filme sobre un escrito corto de Yasunari Kawabata. Una propuesta vanguardista
que aboga por abordar la angustia desde una perspectiva tan tenebrista como
surrealista. Un trabajo que demuestra la vocación creadora de un cineasta que
opta por adaptar al medio cinematográfico lo que las artes literarias y sobre
todo pictóricas supusieron a principios del siglo XX. Profesó pues el cineasta
una fuerte admiración por estas corrientes provenientes de Occidente, lugar que
le atrajo hasta el punto de visitar París y mantener buena relación con
directores como Sergei Eisenstein. De éste útimo adoptó su utilización directa
del montaje, lo cual se tradujo en su obra Jûjiro
(1928), un jidai geki melodramático
con una estética abiertamente expresionista.
Si bien los
primeros filmes de Kinugasa llegaron a tener alguna repercusión en el
extranjero, el éxito le llegó más tarde con la cinta que hoy abordamos. La puerta del infierno (1953) no solo se
hizo con la Palma de Oro en Cannes, sino que se llevó un Oscar honorífico a
mejor película extranjera. El reciente aluvión de demanda de cine histórico
japonés que triunfó en festivales y en las salas occidentales que arrancó con Rashomon (1950) de Akira Kurosawa y El intendente Sansho (1951), de
Mizoguchi, despertó la admiración del mundo cinematográfico premiando en la
misma década a Los siete samuráis (1955),
también de Kurosawa o la primera entrega de Samurái
(1954) de Hiroshi Inagaki.
La puerta del infierno destaca en su
apartado formal por la fuerza de la sobresaturación del color. Un ejercicio
exitoso que la productora Daiei Films continuaría un año después en manos de Mizoguchi
con El héroe sacrílego y La emperatriz Yang Kwe-fei. Una
estimulación constante que juega al contraste entre los lujosos ropajes de los
personajes, las estructuras de los espacios en lo que se mueven y la simulación
de exteriores dentro del estudio de grabación. Una majestuosa puesta en escena
donde los movimientos de cámara reencuadran escenas con tal de mostrar la
ostentación visual que representa el filme sin dejar de guardar coherencia con la
historia narrada. Las similitudes formales con The Assassin (2015), nos invita a pensar que Hou Hsiao-hsien ha sido
fuertemente influido por este largometraje. Si bien más relajados, la cinta del
taiwanés también consta de leves movimientos de cámara que ensanchan el lugar
filmado otorgándole un nuevo significado a fuerza de separar el carácter del
color. Además, encontramos escenas constantes en La puerta del infierno, sobre todo en su prólogo y sus secuencias
finales, donde Kesa, la protagonista del filme, así como otros personajes, son
observados de manera borrosa al ser tapados por las finas cortinas de tela
transparente que bailan acompasadamente al lento ritmo de una corriente de aire
casi imperceptible. También toca un instrumento musical tradicional del mismo modo que la princesa
Jianchen, u observamos las escenas de batalla en profundidad de campo en la
mitad superior de la secuencia. Además, en el clímax final, los silencios se abren ante la música y escuchamos los gongs acompasados que acompañan el movimiento de los personajes.
La película de
Kinugasa no tan solo goza de una ostentación visual innegable, también nos
ofrece un melodrama sobrio e interesante. Tras un fallido intento de golpe de
Estado, Moritou, quien ha se ha mantenido fiel al señor feudal pese a la
traición de su hermano, quiere ser recompensado por salvar la vida de una
doncella quien se hace pasar por la hermana del emperador en una estrategia
desesperada en los primeros compases del filme. Enamorado de la joven, pide
permiso a su señor con tal de conseguirla ignorando que ésta ya está casada. Al
contrario de historias clásicas de amores prohibidos, la mujer se mantiene
incómoda por la situación, confiando en su marido y odiando la figura de este
hombre. La cinta girará en torno a la obsesión egoísta de Moritou, al rechazo
constante que sufre por parte de Kesa y también sobre los sentimientos de unión
que guardan al matrimonio. También en el papel que juega el entorno de los tres
protagonistas, convirtiendo acontecimientos de ocio en competitivad viril y
riéndose abiertamente del conflicto ocasionado. Es ante todo este filme un
estudio directo y sin preámbulos sobre la imposibilidad del amor forzado y el
sacrificio constante que debe soportar la mujer en la sociedad nipona y en gran
parte de la filmografía clásica y actual del país del sol naciente, siendo
siempre la mayor sacrificada por querer proteger al hombre que ama.
Luis Suñer
No hay comentarios:
Publicar un comentario