Guión: Tran Anh Hung (Novela Haruki Murakami)
Nacionalidad: Japón
Sinopsis: Adaptación cinematográfica de la novela Tokio Blues de Haruki Murakami. Toru Watanabe recuerda su juventud amorosa y sexual en el Tokio tumultuoso de los sesenta.
Norwergian Wood, que en su edición
española se decidió traducir por Tokio
Blues, que quizás sonaba más comercial que el clásico de The Beatles, es
sin duda alguna una de las novelas más vendidas del escritor nipón Haruki
Murakami. Éxito de ventas, parece que el japonés, al igual que el actor
estadounidense Leonardo Di Caprio, están condenados a ser el candidato favorito
de Internet para ganar el Nobel y el Oscar respectivamente, viéndose año tras
años superados por otros colegas de profesión.
Los personajes
distantes, intimistas y misteriosos, de los cuales pocas veces se puede
adivinar lo que están pensando, llevan mediante diálogos el devenir de un
relato adornado por un atmósfera la cual expande Murakami gracias a la lírica
de su prosa. No es fácil pues llevar a la gran pantalla la esencia de esta
novela, por lo que el director vietnamita Tran Anh Hung, conocido
internacionalmente por El olor de la
papaya verde (1993), ha decidido traspasarla de una disciplina artística a
otra utilizando las herramientas cinematográficas que mejor ha sabido usar en
lo largo de su carrera como cineasta.
Los travellings que vienen
siendo habituales en él, siguen a los personajes en un seguido de planos secuencia
donde los elementos del paisaje, en la mayoría de ocasiones exteriores,
dificultan la visión total de los jóvenes protagonistas, incomodando la mirada
del espectador y ayudando a empatizar con el molesto silencio que no aclara
nada acerca suyo. La frialdad en las
relaciones humanas, así como forma de enfrentarse a ellas, se vive desde una
manera distante, fría, como refleja una fotografía donde abundan blancos y
azules, convirtiendo escenas de pasión amorosa en un frío intercambio amatorio
debido a la iluminación de dichas secuencias.
Tran Anh Hung
decide transformar toda la poética literaria en visual, inundando el film de
escenas preciosísimas contando con una fotografía prodigiosa que intenta
transmitir la belleza melancólica que evoca el recuerdo de juventud, la mirada
a un tiempo pasado donde los movimientos estudiantiles y la liberación sexual
de sesenta revolucionó un país que sembraba los cimientos de una sociedad
futura que superaba la posguerra.
Luis Suñer
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