Dirección: Pawel Pawlikowki
Guión: Pawel Pawlikowski, Rebecca Lenkiewicz
Nacionalidad: Polonia
Reparto: Agata Kulesza, Agata Trzebuchowska, Joanna Kulig, Dawid Ogrodnik, Jerzy Trela, Adam Szyszkowski, Artur Janusiak, Halina Skoczynska, Mariusz Jakus
Guión: Pawel Pawlikowski, Rebecca Lenkiewicz
Nacionalidad: Polonia
Reparto: Agata Kulesza, Agata Trzebuchowska, Joanna Kulig, Dawid Ogrodnik, Jerzy Trela, Adam Szyszkowski, Artur Janusiak, Halina Skoczynska, Mariusz Jakus
Sinopsis: Polonia, 1960. Anna, una joven novicia que está a punto de hacerse monja, descubre un oscuro secreto de familia que data de la terrible época de la ocupación nazi. (FILMAFFINITY)
El director
polaco Pawel Pawlikowski (1957), ha entrado en nuestras carteleras en el último
mes con dos películas, La mujer del
quinto (2011) e Ida. Esta última
goza de una buena tirada comercial en nuestro país a la vez que ha sido
totalmente aclamada por la crítica. De hecho, este film ha sido el gran
triunfador del pasado Festival de Gijón llevándose entre otros premios el de
mejor película y mejor actriz (Agata Kulesza).
La película nos
introduce dentro de la Polonia
de los años sesenta donde hay una gran desorientación debida a las
reminiscencias del nazismo así como su actualidad socialista y su futuro
cristiano. A modo de road movie,
asistimos al viaje al pasado y al interior de una joven que
quiere hacer los votos y entregarse a Dios y de su tía jueza y liberal, las
cuales no luchan tan sólo por conocer los secretos de su pasado sino también de
su presente.
Con ritmo
pausado, en blanco y negro en formato 4:3 y con una importancia esencial del
sonido rompiendo el silencio, la película destaca por su excepcional fotografía,
dejando en evidencia el trabajo que hay detrás de todas y cada una de las
escenas (casi todas en plano fijo) encarcelando y a veces agobiando a sus
protagonistas. La geometría en la composición de sus planos y sus juegos cromáticos
jugando con la iluminación convierten a Ida en una delicia visual.
La calma que
domina gran parte del metraje es rota en ocasiones por minutos musicales que
contrastan con lo que estamos observando a la vez que dejan impasible a nuestra
protagonista, como si se tratara de una película del finlandés Aki Kaurismaki.
La música clásica ayuda a empatizar con los personajes y a dotar de solemnidad
alguna de sus escenas más relevantes.
No obstante, desde
mi subjetividad, pese a poseer una de las mejores fotografías del año (sino la
mejor), su secuencia de imágenes poderosas y su compenetración musical, en
muchas ocasiones Ida se siente como
una película distante, que abarca una temática casi bergmaniana pero que no es
capaz de romper la frialdad grisácea y el rostro serio de la bellísima Agata
Kulesza. No por ello sería excusable dejar de ver y de alabar la cinta que nos
ha ofrecido Pawlikowski, una rareza en nuestras salas comerciales.
Luis Suñer
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