domingo, 30 de marzo de 2014

Nymphomaniac 2013



Dirección:  Lars Von Trier

Guión: Lars Von Trier

Nacionalidad: Dinamarca

Reparto: Charlotte Gainsbourg, Stellan Skarsgård, Shia LaBeouf, Willem Dafoe, Umma Thurman Jamie Bell, Connie Nielsen, Christian Slater, Jesper Christensen, Jean-Marc Barr, Caroline Goodall, Kate Ashfield, Saskia Reeves, Stacy Martin, Jens Albinus, Sophie Kennedy Clark, Mia Goth, Omar Shargawi, Severin von Hoensbroech

Sinopsis: Historia de una ninfómana contada por ella misma. Una fría noche invernal, un viejo solterón (Stellan Skarsgård) encuentra en un callejón a una joven (Charlotte Gainsbourg) herida y casi inconsciente. Después de recogerla y cuidarla, siente curiosidad por saber cómo pudo haber llegado esa mujer a semejante situación; escucha atentamente el relato que ella hace de su vida, una vida llena de conflictos y turbias relaciones. Para su estreno comercial se dividirá en dos partes, existiendo otra versión completa de cinco horas y media que sólo se verá en eventos puntuales. (FILMAFFINITY)





Si me preguntaran con qué película Lars Von Trier ha disfrutado más escribiéndola y dirigiéndola creo que diría que ésta sin lugar a dudas. Al igual que Tarantino con Kill Bill, aquí encontramos al Lars Von Trier más auténtico y completo de su carrera. Ha llevado la posmodernidad a un nivel más personal y para llevar a cabo su historia no le tiembla la mano a la hora de mezclar géneros y estilos que puedan chocar al espectador (aunque ya está acostumbrado al modo en que se las gasta el danés). El drama y la comedia negra van juntos de la mano en un relato explicado desde el pesimismo y la depresión, la obsesión que es capaz de poseer e invadir a la voluntad humana, al raciocinio, la entereza y la cultura humanizada en la figura del viejo Seligman.


Se establece pues una interesante dicotomía, dos formas totalmente distintas de enfrentarse a la vida, el pesimismo lastrado por las inclemencias de un cuerpo que domina a su mente y el optimismo del hombre recto, culto, leído y calmado, capaz de analizar cada situación a través de metáforas y elementos artísticos.


El relato de la ninfómana se desarrolla a partir de ocho capítulos, cada uno con su personalidad propia, tanto de estilo como de contenido. A Lars Von Trier le apetecía introducir un elemento cómico que ocupara un parte importante del metraje y encaja a una Uma Thurman en uno de los capítulos más curiosos y divertidos del film, pero no contento con esto, en el siguiente capítulo vemos un blanco y negro muy inicio killbilliano volumen 2 que finaliza con una de esas escenas que no sabes si admirar u odiar, pero que no te deja indiferente, que te remueve por dentro y admiras la belleza de la imagen y te horrorizas por el contenido de ésta (sí, estoy hablando de la gotita que cae por la pierna).


Si querías ser trangresor Lars, de verdad que lo has sido. A todo esto, decide amenizar la película con penes, decenas de penes, bellos, feos, gordos, delgados, negros, blancos y amarillos. Y mi novia me mira como diciendo “¿pero qué cojones es esto?” y yo le miro con cara de “es su película y se la f***a como quiere”. ¡Y bien que hace!


La historia trata sobre una adicta al sexo, que en sus inicios se vale de los demás para conseguir sus objetivos, se centra en el sexo como casi un sustituto del amor hasta que finalmente se siente traicionada por sus propios sentimientos (curiosidad: Joe raja de mala manera de aquellas chicas del club que se han acostado más de una vez con el mismo hombre, pudiendo caer en ese inenarrable sentimiento llamado amor. Pues resulta que Lars Von Traer es cofundador del Dogma95, y al igual que Joe con el club de ninfómanas, ha abandonado por completo su manifiesto). “Vulva vulva, mea vulva”.






Aquí empieza el volumen dos (todo este rollo era de la primera parte sí, pero es una película mutilada en dos y me gusta valorarla como una película sola, que era la intención principal), Joe, traiciona a su coño por el amor, y su coño se venga de ella haciéndola dejar de sentir placer. Horror. Aquí vemos que Joe es una esclava. Entre el amor y el sexo gana el sexo. Para vivir con amor ha de llevar más allá su vida sexual para sentirse bien. Aquí empieza el declive moral y físico de Joe. Fuerza su cuerpo y su mente. Antepone su ninfomanía a su familia. La depresión se materializa con la referencia al inicio de la trilogía, o sea, la primera escena de Antichristo (Trier referenciándose (o reverenciándose) a él mismo).


Un buen momento de inflexión, de mirarse a El Espejo (Tarkovsky es su ídolo y lo saca a relucir cuando quiere, en espejo, en icono o en árbol seco y torcido si hace falta), de plantearse otra forma de vivir. Error. Su enfermedad ya hace tiempo que la ha superado, no le queda sino aceptarse a sí misma como es.



Ha llegado el momento de sacar un provecho de su desgracia. Otra vez la mujer maltratada y jodida, como fruto de este viaje, se rebela y utiliza su aprendizaje para el mal para con los demás. Joe es un árbol torcido encima de una colina. No encaja en la sociedad. O se aísla o acaba con los demás. Pero de nuevo el amor. Pero ahora ya es demasiado tarde Joe, tus sentimientos serán traicionados, tus dos amores te humillarán por haberlos querido aniquilar.





Después de esto, está convencida de que es posible renunciar a los deseos de su cuerpo, el viejo así lo ha hecho. Pues va a ser que no, su historia lo ha pervertido, o venía pervertido de serie, no existe el optimismo y la razón para Lars Von Trier, lo que empieza más negro que el sobaco de un grillo acaba tal y como empezó.


Luis Suñer


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