La Historia del Cine nos ha regalado grandes películas ambientadas en ese periodo de locura colectiva que fue la IIGM, títulos como El Pianista, La lista de Schindler lo avalan, no obstante, hay un episodio importante de esta guerra que no ha tenido tanta accesibilidad en occidente y es la particular guerra expansionista que inició el Imperio japonés en los territorios cercanos del continente asiático entre ellos Manchuria y otras zonas de su país vecino China.
Dentro del marco de la IIGM, una vez Japón se hizo con Manchuria inició una ofensiva en el norte y el este de China defendido por el nacionalista Chiang Kai Shek y que finalmente acabó con la rendición japonesa por las incursiones soviéticas con su posterior amenaza y la bomba atomática arrojada en las ciudades de Hiroshima y Nagasaki por parte de Estados Unidos.
Recientemente, China ha internacionalizado dos películas centradas en la entrada japonesa en la entonces capital china Nanjing, un triste episodio que mostró de nuevo la sinrazón y la repugnancia a la que pueden llegar las atrocidades cometidas por el ser humano durante la guerra.
Lu Chuan presentó en 2009 Ciudad de vida y muerte (Nanjing Nanjing) la cual fue galardonada como la mejor película del Festival de San Sebastián de ese mismo año.
Lu Chuan, bebe del mejor Spielberg con unos 30 minutos iniciales llenos de disparos y ofensivas desenfrenadas entre soldados muriendo en la crudeza de la guerra tal y como se inicia Salvar al soldado Ryan. Una vez tomada la ciudad, la historia dibuja las diferentes caras de aquella ciudad tanto de un bando como de otro. También se nota su admiración por Spielberg al introducir la historia del conocido Schindler chino, nazi el cual ayudó en la medida de lo posible a salvar a cuantas más ciudadanos chinos mejor de las atrocidades acomentidas durante aquellos fatídicos días.
El título anglosajón nos muestra las dos caras de la ciudad y de la humanidad, dejando ver lo mejor y lo peor del ser humano en una película que llega a emocionar a golpear al espectador el cual se encuentra con una sobredosis de humanidad, tanto en lo bueno como en lo malo.
Zhang Yimou, posiblemente el más famoso director chino del momento, tan solo dos años después presentó la película más cara del país hasta el momento, Las flores de la guerra.
Contando con la superestrella Christian Bale y acusado de venderse al régimen o buscar el galardón o el premio fácil, Zhang Yimou hace su particular película sobre la entrada japonesa en Nanjing desde una anécdota real en la que un estodunidense se hizo pasar por cura para proteger a un grupo de niñas y un seguido de prostitutas. De una belleza visual digna de la fotografía de este gran director asiduo a jugar con los contrastes cromáticos, nos podemos deleitar también con escenas de acción y cierto plano secuencia que no voy a describir para no desvelar una importante escena bella en su ejecución y horrible en su contenido.
Por su lado, Japón también llevó a cabo importantísimas películas sobre lo ocurrido en esta guerra aunque quizás, eclipsadas por directores de más renombre, no han sido muy accesibles en occidente.
Masaki Kobayashi entre 1959 y 1961, acusado de antipatriota, filmó una de las más importantes películas japonesas de la historia y lamentablemente bastante desconocida a día de hoy aunque últimamente ha empezado a tener el reconocimiento que se merece. Dividida en tres partes, La condición humana I: No hay amor más grande, La condición humana II: El camino a la eternidad y La condición humana III: La plegaria del soldado y de casi diez horas de duración, es uno de los films más antibelicistas de la Historia. Algunas de sus escenas serán recuperadas por Stanley Kubrick en su penúltima película La chaqueta metálica.
Relata a un ritmo casi occidental y con una fotografía pulcramente cuidada la historia del joven Kaji, pacifista, humanista, estudioso, comunista y buen amante que está obligado a colaborar con el régimen fascista de su país. Siempre al lado de su esposa, física o mentalmente, se enfrenta a diferentes atrocidades y engaños personales que le harán evolucionar hasta ir perdiendo poco a poco su humanidad. Un nihilismo que se extiende conociendo diferentes localizaciones de la guerra en la que participa y que tan solo será remediado por el amor que siente por su esposa.
También del 1959 será Nobi (Fuego en la llanura) de Kon Ichikawa, película que tratará sobre un grupo de soldados perdidos en la batalla y se verán obligados a perder toda su humanidad con tal de sobrevivir en la selva de la vida que es la guerra.
El casi desconocio Yasuzo Masumura, en 1966 nos deja otra obra mestra antibelicista como es Red Angel. De nuevo observamos la guerra japonesa en China esta vez desde la perspectiva de la mujer y del cuerpo médico. Una enfermera destinada a la ocupación japonesa en China explicará en forma de narrador a los espectadores sus traumáticas experiencias dentro de la guerra así como los sentimientos que desarrollará durante éstas con sus allegados.
Con una fotografía
impecable en blanco y negro, el relato llega al clímax emocional en las escenas
sexuales llenas de lirismo y sensibilidad acompañadas de una dulcísimo melodía.
La batalla final está espléndidamente filmada a la vez que crea una tensión y
una descolocación de los personajes digna de una situación como la que se encuentran. Muestra la crueldad de la guerra y el destino trágico de los que
participan en ella, el médico decidiendo quien vive y quien muere, la enfermera
sintiéndose culpable por las muertes y desgracias de la que no es culpable, los
soldados siendo mutilados y obligados a no volver a sus casas por miedo a exponerlos desfigurados y mostrar una debilidad ante el pueblo en lo que a la
guerra se refiere.
Éstas son tan solo unas pocas de las muchas películas que tratan sobre este episodio no tan conocido desde occidente pero que bien nos sirven tanto para conocer la historia del continente asiático durante la última gran guerra así como para concienciarnos de lo absurdo ésta. De nuevo el arte del cinematógrafo sirve para forjar en nosotros los sentimiento humanos más universales, llevados al extremo en situaciones tan complicadas como las que se relatan.
Luis Suñer